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Observatorio Global sobre Convivencia

Editorial

La política

La Política es la actividad que tiene como fin la consecución, el sostenimiento y la implementación del poder político, entendiendo por poder político el mando en las organizaciones.

Los estados de cualquier modelo, las empresas de cualquier tipo, las iglesias, los sindicatos y agentes empresariales, las asociaciones, fundaciones y toda clase de organizaciones no gubernamentales, los partidos políticos…son organizaciones.

Los agregados humanos orientados a objetivos necesitan que les manden. No podemos hacerlo todo solos.

El logro de objetivos organizacionales es un factor de realización colectiva y el ejercicio del mando sobre aquellas y de la autoridad precisa para dicha ejecutoria es factor de realización individual.

Pero, el poder es una dimensión simbólica de la personalidad y por ello de cualidad emocional, lo cual tiñe de irracionalidad la actividad política; irracionalidad que describiremos por contraste con lo racional, es decir, con la inteligencia.

Esa peculiar textura tejida de intensos afectos propios de la condición humana en general, transmuta el poder político de medio en fin.

El que manda es investido con los atributos simbólicos del poder y/o manda porque con los atributos simbólicos del poder es investido. Eso puede llegar a acarrear adicción comportamental.

Quien se dedica profesionalmente a la política, o sea, el político, selecciona los recursos disponibles para la administración de la organización en la que se instala, según le sean más o menos útiles para mandar.

Por otra parte, el dinero y la fama son medios para un fin y/o efecto de una actividad. Aunque, cuando el poder, (ese sentir) se les vincula, ambos se transforman en fines en sí mismos, lo cual hace más que probable que irrumpan, nítidamente, en el campo de visión de la política.

Con tal escenario, el bienestar colectivo es un efecto colateral.

La autoridad, la fuerza, el mando, incluso la potencia, más especulativa, se constituyen en atributos de diversos tipos de liderazgo: roles que indican a las gentes a donde hay que ir para progresar o para conservar lo progresado.

El poder político no quiere ir a a ninguna parte. Siempre quiere estar ahí.

Crecer en el conocimiento de la función simbólica del poder, dicho de otro modo, en el sentido del poder, conlleva un quehacer de introspección muy práctico.

Imaginemos, por ejemplo, situado el poder de cada cual en su lugar, relativo y efímero, como piezas constitutivas del carácter de la organización democrática y a los políticos demócratas no tratando de desvirtuarla.