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Observatorio Global sobre Convivencia

Editorial

A trabajar !!

A nadie se conoce que haya esperado a tenerlo todo claro para embarcarse. La mar obliga a corregir el rumbo y a veces cambia los objetivos; aparecen nuevas costas que resultan convenientes.

La puesta en práctica de la globalización ha evidenciado que aquellos a los que se les ocurrió la idea, que es buena, estaban bastante verdes y Europa forma parte de eso.

La espontaneidad implica conocimiento y flexibilidad: formación.

La improvisación suele llevar a la chapuza.

El saber científico, por ejemplo, es provisional; es decir, el método que resuelva un problema creará otro problema como consecuencia de la resolución del problema anterior, y si no puede resolver más problemas será oportuno tratar de sustituirlo. Cambio de paradigma. Si eso pasa con los científicos que no pasará con los políticos, los empresarios, los agentes sociales...

Si la globalización está para quedarse, (y nos parece mejor que otras opciones) como si no, habremos de entrenar nuestra espontaneidad para progresar algo. Verbi gracia, ¿que será España? Importante cuestión, ya que muchos habrán de adaptarse esforzadamente a lo que sea, lo cual, (así lo quisimos) no dependerá solo de los españoles clásicos.

Por cierto, hay tertulias entretenidas en las que con fervor clientelar, aunque razonadamente, se opina sobre nuestras crisis económicas, defendiendo unos la contención del gasto y otros su expansión, unos que la apretura caiga sobre los hombros del capital y otros sobre los de los trabajadores. Si tenemos un problema sistémico habrá que ir haciendo todo eso. La cuestión es cómo.

Otro orden de cosas: trabajar para vivir o vivir para trabajar.

Cuando solo hablan de cómo ganar dinero los que trabajan entusiastamente de sol a sol, todos los años, sin apenas reivindicaciones laborales y además, comercializando lo suyo por doquier, se desmorona la anterior disquisición.

Hoy, el trabajo es vida, el ocio es vida, el descanso el vida, lo profesional es vida, lo personal es vida...Conservemos lo que podamos de la vieja Europa laboral, pues, para trabajar para vivir habrá que vivir para trabajar o ser más pobres. No hay aranceles sociales que paren esa marea.

La mayoría de la gente no es tan vaga que prefiera ser pobre.

La mayoría de la gente no es tan vaga que solo haya que embridarla legislativamente para que sea más productiva.

La ambición es una opción. La responsabilidad es un deber.

Los corazones de la gente tienen potencia para irradiar responsabilidad profesional e incluso entusiasmo profesional durante un importante número de horas al día, si les interesa su trabajo, aunque muchos están empolvados.

Empolvados por el mobbing, el burnout, las nomenclaturas, la sospecha exagerada ante la iniciativa...

Hay gente que no es que sea vaga, hay gente que huye.

Urge un cambio positivo en la cultura corporativa para un crecimiento verdadero.