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Observatorio Global sobre Convivencia

Organizaciones

Ya hemos estado aquí

Vicente Moreno. Patrono de la Fundación Accenture España

Eficiencia y responsabilidad requieren una nueva forma de hacer las cosas. No han transcurrido muchos años desde que la economía española se asomó al mundo. Por una parte, nuestro mercado, en pleno proceso de liberalización y apertura, atrajo inversiones de la mano de grandes compañías mundiales que percibían en España un inusitado dinamismo cargado de oportunidades. Por otra parte, las empresas líderes en España del mundo de las finanzas, las telecomunicaciones y la energía, se lanzaban a la conquista de los mercados internacionales, transformándose, muchas de ellas, en organizaciones capaces de competir con los líderes mundiales en sus respectivos mercados.

En menos de diez años, la economía española adquirió un peso relativo en el contexto mundial impensable tan sólo unos años antes, un peso que se mantiene durante el actual contexto de crisis.

En este gran salto al exterior de la economía española, las tecnologías de la información y las comunicaciones desempeñaron un papel crucial. Nuestras empresas y organizaciones, lastradas hasta entonces por viejos modelos de trabajo que minaban su competitividad y su proyección exterior, acometieron un esfuerzo de inversión en tecnología sin precedentes; tal esfuerzo contribuyó decisivamente al despegue económico y a la modernización de nuestra sociedad en sus más diversas facetas. Bancos, compañías de telecomunicaciones y transporte, empresas del sector textil y firmas de servicios profesionales, innovaron para adaptar sus modelos operativos al nuevo contexto y consecuentemente crearon riqueza y empleo como nunca antes había ocurrido en nuestro país.

La situación de España a principios de los noventa presentaba, por tanto, múltiples analogías con el momento actual: una crisis profunda de las estructuras productivas tradicionales, un incremento notable de la competitividad a escala mundial y la aparición de nuevas tecnologías con un marcado carácter disruptivo que brindaban nuevas y desconocidas oportunidades de negocio para nuestras empresas.

Hoy la sostenibilidad es uno de los elementos que caracterizan esta segunda transformación de la economía mundial. En un mundo que tendrá nueve mil millones de habitantes antes del año 2050, con una creciente presión en el acceso a los recursos naturales a consecuencia de la mejora del nivel de vida en los países emergentes y con las incertidumbres originadas por el cambio climático, el éxito económico de las empresas se juega en el terreno de la eficiencia y la responsabilidad empresarial. Eficiencia y responsabilidad requieren una nueva forma de hacer las cosas, de relacionarse con los clientes, de diseñar y gestionar la producción industrial, de garantizar el suministro energético, de minimizar los riesgos derivados del cambio climático, de prestar servicios públicos de calidad y de rentabilizar la creatividad e imaginación de todos, sin exclusión.

En ese contexto y, al igual que ocurrió en aquellos intensos años 90, las tecnologías son un compañero de viaje imprescindible. Ya hemos estado aquí y esto nos debe ayudar a enfrentarnos a los nuevos retos con la energía e intensidad con que lo hicimos en el pasado, impulsando la innovación, apoyando su transferencia a las pequeñas y medianas empresas, con entusiasmo creador. Sabemos que podemos hacerlo, porque lo hemos hecho en el pasado. Las oportunidades están ante nosotros. Aprovechémoslas.