La lucha continua
Una sociedad trabajadora, emprendedora, honrada, segura, limpia, educada, respetuosa y acogedora hacia quienes la transitan, con fuertes idiosincrasias históricas y culturales, creativa, tecnológicamente avanzada en infraestructuras y servicios, integrada en su diversidad, no es una sociedad utópica sino una sociedad próspera.
Expresemos un deseo: que los mercados, fijos y variables, con actores públicos y privados, es decir “los mercados” que todos más o menos somos, no se-nos disloquen entre frenéticas posiciones bajistas, crispadas exigencias de ficticia seguridad y espasmódicas huidas hacia supuestos refugios que van dejando de serlo a medida que van llegando, pues entienda la mayoría que sumando se puede ganar más.
No es posible erradicar la codicia. La lucha continúa.
Y ahora una pregunta: Un agente no automático de mercado ¿donde posaría a gusto su mirada sino en el parqué de una sociedad en condiciones de ser próspera?
Hoy, el dinero es eléctrico, “luz del mundo”. Casi seguro que algunos de los autómatas que lo controlan al 50% irían detrás. Y como la economía especulativa está en el corazón infartado de la economía financiera, pues bien y como todos ellos van en la sangre anémica de la economía productiva, pues maravilla. Eso queremos pensar.
Se dice que los niños chicos precisan verse reflejados en “un espejo” e identificarse con esa imagen para, según, sentirse integrados.
Metáfora: Los atributos de la sociedad próspera que enunciamos existen, tal vez haría falta que nos los pusieran armónicamente delante y nos ayudaran a sentir que eso somos.
Miércoles 27 de febrero 2013