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Observatorio Global sobre Convivencia

Sociedad

La gestión de la diversidad

Liz Mohn. Presidenta de la Fundación Bertelsmann

Debido a factores como la interdependencia global y las nuevas posibilidades que abre la tecnología, el nuestro es un mundo cada vez más pequeño y unificado. Las migraciones, la afluencia de inmigrantes y el contacto intercultural, más allá de las fronteras físicas, y lingüísticas forman parte de la realidad social cotidiana de nuestro tiempo. Las barreras geográficas y culturales entre las diferentes naciones parecen destinadas a desaparecer. En consecuencia, en muchos países occidentales industrializados se observa una tendencia creciente hacia la diversidad cultural y la heterogeneidad.

En situaciones tan concretas como la que afecta a España, es indiscutible que una buena gestión en la diversidad cultural puede solucionar posibles problemas presentes y adelantarse a los que puedan ocurrir en el futuro. Sin duda, vamos a conocer nuevas situaciones derivadas de la llegada de personas de diferentes procedencias geográficas.

Debido a su estratégica situación geográfica, España no es ajena a estos desafíos. La presencia de la diversidad cultural, nacional y religiosa, tanto en política, como en economía y en sociedad es, indudablemente, uno de los retos más acuciantes de nuestro tiempo y requiere soluciones inmediatas para evitar posibles problemas en el futuro.

A pesar del gran alcance de sus raíces históricas, así como de sus tradiciones culturales y religiosas, España es un país relativamente joven en la recepción de población de origen inmigrante. El país pasó en una década del 2% al 12´2% en la recepción de inmigración. En tan solo 10 años, España hizo a este respecto lo que otros países en varias décadas. Un dato que conlleva cierta incertidumbre para sus ciudadanos, por una parte, pero que éstos han de tomar como una oportunidad para que su sociedad se enriquezca por el contacto con otras culturas.

Para la sociedad española, como para el resto de Europa, recibir a personas de distintas naciones, culturas y religiones es, sin lugar a dudas, un desafío, pero también supone un enriquecimiento en materia de experiencias, tradiciones y conocimiento.

Debemos aprender a manejar esta diversidad cultural y heterogeneidad social. Para ello, es necesario que todos los integrantes de una comunidad recuerden la máxima que caracteriza el consenso para lograr la cohesión de una sociedad: a mayor diversidad, mayor potencial creativo. Por tanto, es imprescindible que nuestra sociedad establezca con los distintos pueblos, culturas y religiones, una comunicación respetuosa y libre de prejuicios.

Cuando se habla de inmigración, los discursos y argumentos se llenan de tópicos. En definitiva, la gestión de la diversidad cultural necesita de una disposición y voluntad compartidas para vivir de un modo solidario y humanitario, ya que es tan importante la de las personas que llegan como la de la sociedad de acogida.

Todo ello conforma nuestro mensaje común: la integración a través del respeto y la importancia de la educación como factor esencial para la igualdad de oportunidades.